El clan de los bombarderos by Malcolm Gladwell

El clan de los bombarderos by Malcolm Gladwell

autor:Malcolm Gladwell [Gladwell, Malcolm]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2022-01-01T00:00:00+00:00


CAPÍTULO SEIS

«SERÍA UN SUICIDIO, MUCHACHOS, UN SUICIDIO»

1

Toda guerra es absurda. Durante miles de años, los seres humanos hemos optado por resolver nuestras diferencias eliminando al contrario. Y cuando no estamos eliminándonos los unos a los otros, dedicamos una enorme cantidad de tiempo y atención a imaginar mejores maneras de eliminarnos en la próxima ocasión que tengamos. Es un poco raro, si uno se para a pensarlo.

No obstante, incluso en la categoría general de lo absurdo, existe uno continuo. Como poco, la guerra que se libró en Europa tenía similitudes con guerras anteriores. Su absurdidad era la habitual: gente luchando contra sus vecinos. El desembarco del Día D implicó una corta travesía para cruzar el canal de la Mancha. Es un canal que se puede llegar a cruzar a nado. En tierra, las tropas marcharon, cargando con sus rifles. Dispararon grandes piezas de artillería. Si le hubiesen dado una semana a Napoleón para formarse, seguramente podría haber liderado a los Aliados por Europa tan bien como cualquier general del siglo XX.

Pero ¿cómo fueron las cosas en el teatro de operaciones del Pacífico? Se situaron en las antípodas de ese absurdo continuo de las guerras.

Estados Unidos y Japón seguramente se habían relacionado y se conocían menos que cualquier otra combinación de enemigos en la historia. Aun así, lo más importante es que estaban a una mayor distancia el uno del otro, geográficamente hablando, que todos los enemigos anteriores. La guerra del Pacífico fue, por definición, una guerra naval, y, a medida que el conflicto creció en intensidad, también fue una guerra aérea. Pero el mero tamaño del campo de batalla del Pacífico la convirtió en un tipo de contienda aérea nunca librada hasta entonces.

Por ejemplo, cuando se produjo el ataque a Pearl Harbor, la bestia de carga de la Fuerza Aérea del Ejército de Estados Unidos era el bombardero B-17, también conocido como la Fortaleza Volante. Eran los aviones que LeMay, Eaker y Hansell utilizaban en Europa. La Fortaleza Volante tenía un alcance de apenas 3000 kilómetros entre la ida y la vuelta. En enero de 1944 no había ninguna base aérea controlada por los Aliados a menos de 1500 kilómetros de Tokio. Australia se encuentra a más de 6500 kilómetros de Japón. Hawái está todavía más lejos. Sobre el papel, las Filipinas habrían sido el lugar más conveniente, pero habían sido tomadas por los japoneses y no se recuperaron por completo hasta finales de 1945. Aun así, Manila estaba a casi 3000 kilómetros de Tokio.

Si lo que pretendía Estados Unidos era bombardear Japón, ¿cómo lo haría? Tuvo que transcurrir la mayor parte de la guerra antes de que se lograra la solución a ese problema. El primer paso fue construir el B-29, la Superfortaleza, el mayor bombardero jamás construido, con un alcance efectivo de casi 5000 kilómetros.

El siguiente paso fue tomar una cadena de tres diminutas islas del Pacífico occidental: Saipán, Tinián y Guam. Eran las islas Marianas, controladas por los japoneses. Las Marianas están a 2500 kilómetros de Tokio, y eran el punto más cercano donde se podía construir una pista de despegue.



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